El Galeno en el Panteón de Belén

En la década de los años 20, igual que ahora los estudiantes de medicina, hacían sus prácticas en el Hospital Civil Viejo (hospital fundado durante la colonia aledaño al panteón) e igual que ahora tenían guardias nocturnas. Conociendo las historias que se contaban sobre el panteón algunos estudiantes hicieron una apuesta surgida del morbo y del aburrimiento.

Tal apuesta consistía en ver quién se atrevía a ingresar al panteón durante su guardia, es decir a media noche, usando la puerta que conecta al panteón con el hospital, cruzar y llegar hasta la pared de las criptas al otro lado del panteón y colocar un clavo en dicho lugar. Esta sería la prueba de que se había cumplido con la apuesta.

Durante algún tiempo la apuesta estuvo en pie sin que nadie la llevara a cabo, pero un día uno de los futuros galenos decidió llevar a cabo la misión. Sus compañeros, para asegurarse de que no hiciera trampa, decidieron esperar en la entrada del panteón y observaron cómo su compañero se adentraba dentro de los terrenos del panteón. Al cabo de un rato escucharon el golpeteo seco del martillo, seguido repentinamente de un grito despavorido de terror y luego un silencio interminable. Los demás estudiantes esperaban a que su compañero saliera y les explicara lo sucedido, mas el joven nunca salió.

Finalmente, armados de valor, decidieron averiguar qué había sucedido, mas tomados por el miedo no se atrevieron a entrar uno por uno y decidieron hacerlo todos juntos. Al entrar llamaban a su compañero sin recibir respuesta alguna hasta que llegaron al muro de las criptas y encontraron el cuerpo sin vida de su amigo.

El joven estaba clavado al muro con el mismo clavo que debía colocar pero por desesperación, miedo y deseos de salir rápido no se percató de que había clavado su propia bata al muro, y al tratar de salir sólo pudo sentir que era jalado y su espanto fue tanto que su corazón no soportó y fallecio.

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