Guanare, año de 1950, durante muchos años se ha hablado de la historia del silbón, muchos lo describen como un espanto extremadamente alto, que usa sombrero de alas largas, que al sentarse las rodillas sobrepasan su cabeza y durante el mes de mayo se aparece en las oscuridad, escondido entre matorrales, dejando escuchar un silbido espeluznante y salta sobre su víctima para golpearlo hasta matarlo o dejarlo loco.
A mediados del año de 1985, luís colmenares, un joven campesino de 21 años de edad y que vive en un pequeño pueblo del estado portuguesa, contó entre bebida, que un hombre llamado Luís Páez fue golpeado salvajemente por el silbón y que luego murió resistiéndose ya que él gritaba "que dios me dé la fuerza de no subir al cielo para vengar las muertes incluyendo la mía". Más tarde cuando se encontraban en el velorio del mismo todo transcurría normal y al llevarlo para el campo santo, abren la urna para que todos lo vieran por última vez, pero al hacerlo notaron que la misma estaba totalmente vacía. Todos aturdidos salieron corriendo del sitio y sin explicación alguna, dejan el lugar ya que no había difunto que enterrar.
Cinco años después, Manuel Castro, un muchacho de diecinueve años de edad, proveniente de Valera Edo. Trujillo, llegó de visita a casa de unos familiares. Este fue invitado por su primo Juan que contaba con la misma edad, a una fiesta criolla en un pueblo cercano; en la misma, Manuel conoció a una chica que se encontraba en el lugar, e invitó a dar una vuelta por una de las calles, contando con la mala suerte que un hermano de la muchacha los siguió, hasta el punto que agarró por los brazos a la muchacha llevándola hacia su casa.
Manuel se queda solo, busca el camino para llegar al lugar de diversión, pero tomó uno equivocado por no conocer bien el lugar. Sus pies, lo llevaron hacia una calle muy larga, donde no había casa, pero si abundante maleza y árboles, la oscuridad no dejaba ver bien el camino, pues la luna estaba oculta por las nubes negras que amenazaban con llover. De pronto escuchó un silbido y del otro lado un ruido bocal que decía "ajuuuuu, ajuuuu" el silbido nuevamente y ajuuuu también, en un descuido, se sintió un golpe y se vio una sombra y luego otra y observó que ambas peleaban, dándose cuenta Manuel que uno, lo cuidaba del otro, pues en el pueblo lo conocían como el espíritu vengador, el único que se enfrentaba con el silbón y a cada momento escuchaba el grito "ajuuuuu, ajuuuuu" y el silbido espeluznante.
Al contar la historia al amanecer todos dijeron que se salvó de milagro y que debe llevarle velas y frutas a la tumba del ánima de Luís Páez el espíritu vengador quien es el enemigo del silbón.
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