La Boa golosa

Una universitaria tenía una boa; la serpiente vivía en un terrario, en la pieza de la mina, y comía ratones de laboratorio. Un buen día, la boa dejó de comer. Pasaron varias semanas de ayuno, mientras los canapés de ratón (todavía vivos) se acumulaban en el terrario. Un día la chica despertó y sintió un extraño bulto a su lado, en la cama. Era la boa, que estaba completamente estirada.

Extrañada por este comportamiento, la llevó al veterinario. Y éste le dijo que había tenido mucha suerte: de haber despertado un rato más tarde, no estaría viva. Porque la boa había dejado de comer para hacer espacio en su estómago y la estaba midiendo para comérsela.

¿Es esto posible? 


Según un veterinario, es imposible que ocurra algo así. Las boas que se venden como mascotas no pueden comerse a una persona, porque simplemente no les cabe. Y si la habían estado alimentando bien y no había querido comer, era simplemente porque no tenía hambre. Lo que sí podría haber pasado es que esta boa haya querido morder a su ama, ya que esto lo hacen de manera habitual y sin ninguna razón que lo justifique. También es común que se escapen porque quieren explorar.

Conclusión:

 Más falso que billete de trescientos bolos.

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