De seguro más de uno recordará el filme titulado El
Ente protagonizada por Barbara Hershey, en donde una mujer, llamada Carla Moran
(a la cual se le dio el seudónimo de Doris D para proteger su identidad), era
violada repetidas veces por un ser que no podía ser visto con ojos humanos,
pues bien este es otro caso real que por su calibre fue llevado al cine.
Se sabe por registros antiquísimos que las
agresiones sexuales a mujeres por parte de seres paranormales se sucedían con
cierta frecuencia y eran atribuidas a íncubos y súcubos, especies de demonios
que tienen gran predilección por las féminas humanas.
La
verdadera historia
Por el año 1974 el departamento de psiquiatría de la
universidad de California conoció el caso de una mujer (Carla Moran) que
denunciaba haber sido violada repetidas veces por un ser invisible.
En una entrevista que la víctima en cuestión tuvo con los parapsicólogos Barry
E. Taff y Kerry Gaynor les contó presa de una gran angustia cómo eran sus
experiencias con este individuo. Según sus palabras todas las noches en su
dormitorio era poseída “carnalmente” y contra su voluntad por una entidad
desconocida que además de violarla repetidas veces, la golpeaba por todo el
cuerpo y laceraba sus genitales.
Como era de esperarse en un principio los
especialistas atribuyeron el relato a desordenes psíquicos de la mujer, pero
luego esta opinión fue cambiando de rumbo. Las magulladuras que presentaba no
podían de ningún modo haber sido provocadas intencionalmente por ella misma ni
se podían explicar científicamente. Por la magnitud de las heridas y lo
enigmático del relato, ambos tomaron con mayor seriedad el caso y decidieron
indagar en profundidad.
Entrevistaron extensamente a la mujer, a sus hijos y
allegados para recolectar hasta el mínimo detalle de la historia, y para su
sorpresa todos los interrogados coincidieron y afirmaron haber presenciado en
alguna oportunidad el flagelo que El Ente le propiciaba a la víctima.
Como las pericias psicológicas demostraban que Carla
era estable emocionalmente y no padecía desorden psicológico alguno se la
sometió a una hipnosis regresiva en manos del especialista en el campo, Kerry
Gaynor. Lamentablemente ninguna de las sesiones pudo aportar datos que fueran
de importancia para el caso.
Luego de largas investigaciones el equipo de científicos se instaló en la
vivienda de Carla para documentar las agresiones. Durante su estadía
vislumbraron Orbs (bolas de luz) que rodeaban constantemente a la mujer, las
cuales salieron plasmadas en varias fotografías, fueron testigos de extraños
sucesos, vieron estallidos de luces muy rápidos, tanto que fueron incapaces de
fotografiarlos con el equipo con el que contaban por aquél entonces.
También cuando hablaban con el hijo mayor de Carla
en la cocina de la casa, una alacena se abrió y de ella salió disparada una
cacerola, segundos después la mujer empezó a gritar “esta en el dormitorio”,
ambos investigadores intentaron fotografiar al ente y consiguieron una imagen
en la cual se ve el torso de Carla pero su rostro aparece borrado, la foto se
tomo cuando ella dijo “esta delante de mi cara”.
La tercer noche que los investigadores pasaban en la
casa presenciaron la aparición más sobrecogedora, una luz salió de la pared y
se expandió en medio de la habitación hacia todas las direcciones. Los
investigadores relataron que pudieron ver una imagen dimensional que se
asemejaba a tres luces redondas, una verde amarillenta y dos blancas.
Carla afirmaba que el atacante era un hombre, o al
menos tenía la anatomía de uno y que a veces está acompañado de otras criaturas
que se encargan de sujetarle las piernas mientras éste la penetraba.
Sin llegar a una conclusión ni lograr frenar los
ataques, los científicos no sabían que más hacer, Carla cada día estaba más y
más enferma y su salud mental pendía de un hilo. Por más que se intentó,
psiquiatras y exorcistas no consiguieron liberarla del ser que la poseía a
diario. Las constantes agresiones sexuales hicieron que ella padeciera de tres
embarazos psicológicos además de los incontables traumas que cada ataque
causaba en su mente y la de su familia.
Desesperada Carla se trasladó al laboratorio de la
Universidad de California donde vivió dentro de una casa de cristal
especialmente diseñada para ella, era monitoreada por cámaras de seguridad y
tenía vigilancia constante, pero aún así El Ente puedo hallarla y lograr su
cometido.
La primera noche que fue ultrajada dentro los que
presenciaron el hecho pudieron observar como el cuerpo de la mujer se retorcía,
movía y elevaba como si alguien en verdad la tomara sexualmente, pero no podían
ver a ese ser. A pesar de las pruebas fehacientes, parte de los médicos
implicados en el caso seguían creyendo que Carla era presa de sus propios
traumas ya que durante la hipnosis salió a la luz el hecho de abusos sexuales
de los cuales había sido víctima de niña.
Carla y su familia se mudaron a Texas con la
esperanza de encontrar paz y no se supo más de ella, sólo se rumorea que los
ataques siguieron ya que etéreo abusador sabía exactamente dónde encontrarla.
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