Unos fantasmas muy cotidianos en Japón son los Yurei, que son fantasmas muy al estilo occidental que no han podido llegar a la luz por cuestiones pendientes, la mayoría de ellos por venganza y muchas veces mujeres. Están hasta clasificados y no tienen porque ser necesariamente malos. Hay algunos como las Ubume, que son madres que murieron en el parto y su fantasma vuelve para cuidar de sus hijos y a veces les traen dulces.
Los Yurei tienen la típica pinta de fantasma japonés con ropajes blancos y el pelo negro y largo y a veces con un triángulo de papel sobre la frente. Éste era el ritual típico de los funerales en la era Edo. Hay un par de historias populares sobre Yurei.Una de ellas es la de Tokaido Yotsuya Kaidan que cuenta la historia de cómo Oiwa y su bebé recién nacido fueron envenenados por su marido Iyemon, un samurái pobre que acaba con la vida de su mujer para casarse con la hija del vecino rico. A Iyemon se le apareció su mujer desfigurada por los efectos del veneno cuando retozaba con su nueva esposa saliendo de una lámpara sobre ellos. Oiwa dice también que se vengará de cualquier actriz que represente su historia en el cine o el teatro.
La otra historia, Bancho Sarayashiki habla de Okiku, una criada del samurái Tessan Aoyama, que accidentalmente rompe unos platos muy valiosos de porcelana que formaban parte de su herencia. Aoyama enfurecido la mata y tira su cadáver a un pozo. Okiku saldrá todas las noches del pozo a contar los platos rompiendo a llorar cuando va por el noveno. Se dice que Okiku vive en el Castillo de Himeji., en el pozo del Crisántemo También tienen su propia hora de salida a eso de las 2 ó 3 de la mañana…
Este es el pozo del que sale Okiku a contar los platos que rompió.
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