Gunther Burpus, un hombre de 41 años de Bremen, quedó encallado en la gatera de la puerta de su casa. Se había olvidado las llaves dentro, e intentaba acceder a su domicilio por la pequeña portezuela por donde entraba y salía su gato.
Sus gritos de auxilio atrajeron a un grupo de estudiantes bromistas que le bajaron los pantalones y le pintaron el trasero de azul (otras versiones hablan del color naranja), le plantaron un narciso entre sus glúteos y colocaron a su lado un cartel declarando que se trataba de un espectáculo. En el cartel se podía leer: "Alemania resurge. Ensayo sobre Arte en la Calle. Por favor, den alguna limosna".
El hombre estuvo atascado dos días mientras los transeúntes ignoraban sus ruegos de ayuda y le lanzaban monedas. Sus gritos eran entendidos como parte de la perfomance. Finalmente, una viejecita llamó a la policía tras observar que un perro llevaba un rato husmeando en las partes traseras del señor Burpus.
En algunas versiones de esta leyenda, Gunther acababa detenido en comisaría por escándalo público. En otras afirma que durante los dos días en que estuvo inmovilizado en la gatera llegó a acumular 3.000 marcos alemanes (unos 1.500 dólares).
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