
Ahora viene el típico viaje a urgencias, donde en las versiones suavecitas a la chica le ponen un relajante muscular extra fuerte y por fin el chico queda libre. También está la versión gore, en que consiguen ocultarse de los padres y se quedan calladitos en la habitación esperando que eso se suelte por sí solo. Pasan horas y eso no se suelta ni con 3 en 1. Y el dolor es ya insoportable, además de que una zona tan delicada está cogiendo un sospechoso color morado. De nuevo sirenas y ambulancias. Se consigue soltar a la parejita, pero la picha está hinchada después tanto tiempo estrangulado. Y todos sabemos cuál es el mejor remedio para que la gangrena no se extienda…
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