El
hallazgo de un barco a la deriva sin nadie que lo tripulara pero en perfectas
condiciones, desató uno de los mayores misterios del mar.
Corría
el día 5 de diciembre del año 1872 cuando, alrededor de las tres de la tarde,
la goleta Dei Gratia, que hacía la ruta Nueva York-Gibraltar divisó, cerca de
las Islas Azores, una embarcación.